En general, la teoría creacionista es más fácil de entender que la evolución, que aún tiene muchas lagunas que no se pueden explicar con datos empíricos. Por eso, suele ser una teoría muy utilizada y que muchas personas creen, ya que está “al alcance de la mano”.
Aunque todas las religiones tienen sus propias explicaciones de cómo Dios creó al mundo, esta teoría se basa en las creencias de cristianos protestantes, especialmente.
La teoría fijista es totalmente contraria a la teoria evolutiva, como su propio nombre indica. En la teoría fijista –también llamada creacionista–, Dios creó todo. Esta teoría, por ende, no cree que el ser humano y otras especies hayan evolucionado, sino más bien considera que los humanos siempre fueron de una forma –como los creó Dios– y aunque se hayan adaptado al ambiente de diferentes formas, nunca se han transformado completamente. Esto quiere decir que desechan por completo la idea de que primero existieron organismos unicelulares y luego fueron volviéndose cada vez más complejos.
Por otra parte, el código genético no es más que una forma que Dios tiene de demostrar su existencia, pero no es algo realmente significativo.
¿Cómo explican los creacionistas que muchas especies diferentes tengan rasgos en común? El simple hecho de que Dios aprovechó estos materiales, sin tener en cuenta que puede ser que todos hayamos descendido de algo que hace millones de años solo era un organismo unicelular. Además, creen que los cambios en los fósiles no son tan grandes como para creer en la evolución de la que Darwin habla.
¿Dios creó todo?
Si bien esta teoria puede explicar de forma simple, y también poco precisa, por qué los humanos siempre tuvimos la misma forma o cómo sucedió la Era de Hielo, sigue sin explicar el paso más importante de todos: ¿cómo Dios creó todo? Sin embargo, se suele justificar que nosotros no tenemos el derecho a saber cómo hizo todo el Creador.
Sin embargo, si somos críticos con ella, podemos darnos cuenta de que, aunque nos suene descabellada, esta teoría es bastante buena. ¿Por qué? Porque es consistente internamente, tiene un valor predictivo, no es menos falsable que la evolución, y explica bastantes fenómenos.